A 10.000 kilómetros de ti

         

Confieso que hoy ha sido un día poco productivo, pero...he decidido tomarme las clases con calma y no estresarme, sin embargo soy de esas personas que no necesitan comer porque se alimentan de estrés, de manera, que he decidido estresarme por otras cosas, eso sí, más importantes y que me hacen sentirme bien 


Y como ya dije las entradas ya iban a ser diferentes y de temas que me interesan o de los que quiero hablar.

¡AVIONES!
Sí, porque esta vez me animé a hacer fotos. En realidad creo que le gasté a Dios el nombre de decirlo tantas veces, es cierto que me he acostumbrado a viajar sola, de hecho no me importa, pero no me he acostumbrado a los despegues, así como os aseguro que me envuelve la alegría en los aterrizajes, en los despegues me atacan los nervios
Pensamientos que tengo en ese momento:
-Ay dios, ay dios, ay dios...
-ay dios ¿cómo va a volar esto? ¡si es imposible! (ojo al dato, imposible digo después de no sé cuántos viajes)
-ay dios, ay dios, ay dios
Y esas son mis tres fases. ¿Sabéis qué es lo peor? que miro la cara de los azafatos, como muchos, pero estando allí me vicié al blog de una azafata...buena cosa hice...¡la de secretos que ahora sé!

Esto es lo que se ve cuando dejo mi ciudad, me ha dado pro usar motes en vez de nombres reales, pero...no tiene sentido buscar mote para mi ciudad cuando sale en mi ficha personal...
En realidad las vistas son bonitas, pero yo ahí sigo retorciéndome en mi asiento y maldiciendo el por qué me han sentado en fila de a uno de manera que me ah tocado ventanilla.
Aaaay, sí señores, que en los súper-aviones en los que una señorita como yo viaja, sólo tienen 3 filas.


Y para muestra un botón. A la izquierda una fila de uno y a la derecha una de dos, con ese mega pasillo en medio y ese techo, en el que algún que otro alto ha tenido que caminar encorvado ¡que lo he visto yo!
como no hay pelis, ni cosas chachis con las que entretenerme, suelo ponerme el mp4, eso sí, cuando considero que estoy a una altura considerable y que no voy a morir si enciendo el aparato. También controlo de que nadie lleve el móvil encendido y me da  un mini infarto cuando compruebo que el vecino no lo apaga.
Y me da igual eso del modo avión, voy yo en el avión, cagada de miedo, así que se apaga y punto XD

Por cierto, esa foto me costó sacarla ''que no me vea nadie, que no me vea nadie...muajajajaja, no me han visto'' seguramente se enteró el avión entero, porque es enano y el click se oye...
y me arrepentiré de no haber sacado una al avión grande, que esos son 3 filas, 4 filas y otras 3 filas.


 
Y con vistas como estas me relajo, porque me parecen preciosas y cuando bajo la guardia es cuando el avión toma una pequeña turbulencia y se cae hacia abajo y yo puedo sentir mi estómago en la garganta.
A veces creo que voy toda agarrotada en el asiento...
El avión grande es más guay y como es más guay trae en pies y metros la altura...no quiero recordar la altura que alcanza, porque en esta foto, aún no ha alcanzado la altura total.
Me alegro de pedir siempre asiento de pasillo(además el del borde, para poder ir al baño cuando quiera) y así no tengo que ver cuando el avión de ladea o qué se ve.

 
Esto es ya llegando a París. París siempre engaña, siempre parece que haya un tiempo espléndido.
Aquí es cuando pienso que ya no voy a morir, en realidad siempre tengo buenos motivos por los que no debería morir, para ir porque quiero ver a Novio y para volver porque quiero darle los regalos a Familia...serán una birria de razones para engañar a la muerte, pero oye, a mí me parecen válidos y contundentes.


Del avión guay, el grande, no tengo fotos, porque ese ya impone más y los despegues me aterran, además, como es muy chachi, tiene películas y me da tiempo a ver todo lo que no voy a ver al cine...XD (es decir, que me entretengo) para ir, las 11 horas y pico se me pasan MUY lentas, pero para volver las 12 horas y media me pasan en un suspiro ¿qué tendrá?
A la vuelta casi me da un soponcio, cuando pasamos al menos 1 hora sin poder ver otra cosa en la pantalla que no fuera la ciudad de Osaka y el trayecto, los metros, temperatura, kilómetros...como yo soy así y lo toqueteé y lo fastidié más, se me arregló antes que a los demás pasajeros (a mí y os otros impacientes que toqueteamos enfadados las pantallas, que nosotros queríamos ver una peli, hombre)


París siempre me pone de buen humor y más oír que descendemos hacía el aeropuerto Charles de Gaulle.
Ahí me confío, entonces es cuando el avión gira y me mareo, noto mucho estos cambios y los detesto, pero me da igual, estoy llegando y entonces me pongo las pilas, porque sé que tengo que buscar mi puerta de embarque para el siguiente vuelo ¡el definitivo! y eso lleva a muchas aventuras.
Ahora los vuelos Oviedo-París se han cancelado, así que echaré de menos esta lata de sardinas, porque ¡oye! la vuelta fue un nivelazo incomparable ¡que tenía dos hileras de asientos en cada lado! eso sí, las 4 horas en coche desde Bilbao hasta Oviedo no me las quita nadie.

Ahora tengo una nueva aventura, pensar un nuevo trayecto para poder ir la próxima vez, pero eso ya es otra aventura.


Las últimas horas en el mega-avión se me pasan muy lentas, porque quiero llegar ya y ver a Novio. Ya me sé el camino en el aeropuerto ¡ni indicaciones ni nada! y como buena española, me impaciento en la cola de inmigración ¡que sólo es poner un dedo, caramba! aunque luego a mí se me atasque también la máquina de los dedos...XD esta vez aprendí (a la tercera, eso sí) y llevé los datos bien puestos.
Ahora incluso entiendo cuando en la última aduana me preguntan ''¿entiendes japonés?'' para contestar ''un poco'' y sé que si aguanto un par de preguntas más en inglés saldré al fin de allí y si espero un segundo más le veré.
Y con la foto podéis ver la cara de felicidad que se me pone. Recién llegada, echando tiempo en un restaurante mientras esperamos al bus (aún en mi adorado aeropuerto)

Realmente vale la pena hacer 10.000 kilómetros, volar a tantos metros del suelo, coger 2 o 3 o los aviones que hagan falta, agarrar el asiento en las turbulencias y esperar en cada aeropuerto lo que haga falta para poder verte, todo eso y más lo vale.
10.000 kilómetros de nuevo, pero no pasa nada, porque los haré otra vez y todas las veces que haga falta para poder verte.

Espero que os haya gustado y divertido esta entrada,  en unos días ya vuelvo con más, había planeado otra cosa, estas fotos y unas de un programa que veía allí, pero es lo que tiene el directo, que así salen las cosas, improvisadas que llaman.

                                                                      ¡¡Nos vemos!!